Ya sabes, que en estos tiempos especialmente, deberías evitar tocarte la cara. Así es como la atención plena puede ayudar con eso.
Los expertos en salud pública llevan insistiendo durante estos meses que, además de llevar la mascarilla, evitemos tocarnos la cara, sobretodo si estamos fuera de nuestro hogar y nuestras manos no han sido lavadas o desinfectadas recientemente.
Este parece un buen consejo. Esencial. De hecho, tanto esto como la distancia social -horrible expresión popularizada desde hace poco tiempo, pero que nos acompañará unos meses-, nos ayudará a mantenernos sanos y a detener la propagación viral.
Pero tu sabes que no tocarte la cara es una de esas cosas que definitivamente es más fácil decirlo que hacerlo y lo hacemos mucho, incluso cuando no podemos.
Hay un montón de buenas sugerencias para limitar el toque facial en Internet y en ese sentido, un par de pequeños consejos del mundo de la meditación pueden ayudarte.
1. No uses una directriz o mensaje negativo.
Intenta no pensar en un elefante. ¿En qué te fijas automáticamente? ¡En el elefante! Cuando te dices a ti mismo, “No te toques la cara”, te estás enfocando en lo que no debes hacer.
Una indicación positiva sería, por ejemplo, preguntarse: “¿Están mis manos debajo de mi cuello?”
Intenta usar una directriz o un mensaje positivo.
Cuando enseñamos meditación, evitamos sugerir a las personas qué NO hacer, como no tener pensamientos enojados. No decimos, no pienses en lo que te hace sentir mal, sino que decimos, observa tus pensamientos o emociones
2. Practica la meditación de las manos.
La mayoría de las instrucciones cuando meditamos sentados o caminando empiezan por saber dónde tienes las manos, ya que nuestras manos son un aspecto tan crítico de cómo nuestro cuerpo y nuestra mente están en el mundo.
Por ejemplo, en el escáner corporal ponemos las manos boca arriba en señal de apertura, en la meditación sentada, hacemos mención a la posición de las manos una encima de otra y reposando en el regazo o entrelazadas.
En estas circunstancias, en tu día a día, tus manos pueden estar comprometidas tocando superficies comunes como el pomo de una puerta o la barandilla del metro o autobús y aunque obviamente, lo mejor es seguir lavando y desinfectando, puedes hacer que tus manos sean el foco de una práctica de atención plena.
En lugar de apoyar la atención en la respiración o en los pies que tocan el suelo, como lo harías en la meditación a pie o sentada en una silla, descansa la atención en tus manos.
Puedes probar esto un par de veces para que pueda convertirse en un hábito más fácil. Para mí, por ejemplo, trato de ser consciente y de mantenerlas a mis lados cuando no los estoy usando de otra manera.
Te deseo seguridad y salud.